domingo, 9 de marzo de 2014

miércoles, 16 de mayo de 2012

Aysén, invierno y escuela.




La mañana es fría y los tubos enrojecen 
las cúspides de los cerros se nos pierden en densos nubarrones
el tiempo se detiene y el rió no envejece 
los arboles de la ribera su saludo cotidiano le ofrecen.


Aunque corre eternamente no lleva apuro 
las faldas de las montañas son decoradas con gélida azúcar flor
prolijidad que endulza el camino de un estudiante inmaduro
que empuña sus manitos para conseguir un poco de calor.


Las campanadas el silencio están rompiendo
el bullicio de los niños encienden las hogueras 
se abren los cuadernos, la tinta derramada en pleno invierno
El profesor cotidianamente para educar se esmera.

jueves, 22 de septiembre de 2011

Cuento- el hechizo vino del mar.


  El hechizo vino del mar

            En una pequeña isla ubicada en el sur de Chile, vivían dos niños llamados Juan y Pedro, estos muchachos además de ser muy amigos, eran compañeros en la escuela donde estudiaban, por las características propias de la edad e intereses en común tenían gran afinidad. Cotidianamente salían de clases y les gustaba tomar un camino distinto al de la mayoría de los niños, un sendero rodeado de vegetación, que llevaba a un bosque cercano al mar, muy abundante de ciprés y tepú, dos especies arbóreas  típicas en la zona y que son la base en la producción de energía calórica de muchos hogares.
            Una vez introducidos en el bosque, seguían el sendero que los llevaba hacia comarca en donde vivían. El principal interés que movía a estos niños no era tomar la senda por ir de excursión ecológica, sino que para poder acercarse a una vieja casa entre dos inmensos tepúes, donde habitaba una señora con una gran joroba y muchas arrugas en su rostro, generalmente utilizaba un pañuelo en su cabeza, donde ocultaba su cano cabello, poseía un enorme perro guardián de color negro. Los niños se acercaban lenta y sigilosamente a la deteriorada casa, la que los atraía por misteriosas historias que se contaban en la comarca, Juan había escuchado que la señora que habitaba en ese lugar era una bruja, y que en ese lugar ocurrían sucesos muy extraños e inexplicables, que los pescadores desaparecían, que embarcaciones se hundían, y que el oleaje repentinamente se agitaba violentamente en la playa cercana a dicha casa.
            Juan le comentó a Pedro – Pedro ¿sabes que se dice últimamente de la bruja?
            Pedro le contesta –no he oído nada Juan, ¿qué es lo que se rumorea?
            Juan – dicen que la bruja hace hechizos a los mariscos, porque últimamente han caído muchos enfermos por consumir almejas y choritos, y han muerto algunos vecinos de la comarca, al parecer caerían muy enfermos por obra de su hechizo.
            Pedro— ¡que situación más terrible, y qué miedo me da esa bruja!, la comarca debe estar de luto, entristecida por la partida de los vecinos.
            Mientras caminaban hablaban de los acontecimientos terribles ocurridos en el poblado, ya en la cúspide de una pequeña colina podían ver las copas de los inmensos tepúes que rodeaban la descuidada casa. De pronto Juan le dijo a Pedro — pasemos en silencio, así la bruja no nos hechizará. Pedro, un tanto asustado por los comentarios de Juan, enmudeció. Comenzaba a silbar el viento, un manto de plata alfombraba el nítido azul del cielo, y se dejaban caer las primeras lágrimas de un triste invierno, bajaron cuidadosamente el sendero que los puso a pocos metros de aquella casa misteriosa. Juan alcanzaba a divisar algo en una de las ventanas de la casa, y con una curiosidad insólita invita con un ademán a su compañero de ruta.         Juan--¡Pedro, Pedro, Pedro, me escuchas?
            Pedro- Sí Juan, dime.
            Juan - Ven, acércate y sígueme.
            Pedro se acercó temerosamente y a través de una sucia ventana miraron hacia dentro, ahí estaba aquella mujer revolviendo algo en una enorme olla de tres patas, sobre la cocina a leña, solo la acompañaba  su guardián. Pedro se asustó mucho al  ver que parte del menú consistía en mariscos bivalvos, dio un paso hacia atrás y pisó la mitad de una valva de choro, ésta se partió y crepitó alertando al canino que presuroso salía de la casa para enfrentar a los afuerinos. Pedro dijo— ¡corramos antes que nos transformen en ranas!, antes de retomar nuevamente el sendero el perro estaba frente a ellos, mostrándoles sus filudos dientes, se quedaron paralizados hasta que oyeron un silbido ensordecedor, era la dueña de casa que desde la puerta reprendía al perro hasta callar sus ladridos, y con una voz muy suave pregunto - ¿qué hacen aquí? ¿Acaso no ven que está lloviendo? Juan con voz temblorosa contestó—sí señora, solo andamos de paso por aquí. A lo que la dueña de casa contestó – pasen se está poniendo a llover a cantaros. Pedro jalando la chaqueta a su amigo, le demostraba que no quería entrar a la casa, así que Juan le respondió a la señora—gracias, pero no podemos, debemos llegar a casa pronto o nos regañaran, la señora hizo un gesto positivo con la cabeza y entró nuevamente a su morada, mientras que los muchachos retomaban el camino presurosos, casi corriendo, en un par de minutos estaban entrando a la comarca, iban con tanta prisa que no pusieron atención a la casa de los marinos y su enorme letrero que alertaba a las personas, decía “Cuidado, alerta de marea roja” y otro al costado  “alerta de temporal”. Los niños se despidieron en una de las callejuelas de la comarca para irse cada cual a sus hogares, hasta mañana Juan - dijo Pedro, hasta mañana Pedro- contestó Juan.
            Al llegar a sus casas, ambos comentaron la aventura vivida a sus padres, siendo reprendidos por transitar aquel sendero, en el pueblo todos atribuían las muertes a la señora del bosque y, supuestamente, su brujería tenía a la comarca bajo una especie de maldición.
            Al otro día Juan y Pedro, como era de costumbre, se encontraron en la escuela. La profesora de los muchachos anunciaba que tendrían visitas muy ilustres en los próximos días, mientras un alumno de la clase, que miraba a través de la ventana, exclamó ¡alguien murió! . Muchos niños se asomaron a la ventana y vieron pasar a cuatro hombres con un féretro sobre sus hombros, iban camino al cementerio.
Pedro dijo—¡Dios mío Juan, los sigue el perro de la bruja!
            La profesora pidió un minuto de silencio en memoria de aquel poblador que desconocían, pero que Pedro y Juan dedujeron que se trataba de la bruja, ya que su perro jamás la dejaba sola. La profesora retomó el tema de las importantes visitas que tendrían los próximos días y comentó que venían a enseñar temas muy relevantes para la salud de los habitantes de la isla.
            Ese día Martes no fue un día tranquilo, tras el primer féretro, le siguieron dos más, fue un día muy triste para la comarca, algunos niños comentaban que la gente se moría por comer mariscos hechizados, entonces Juan le preguntó a Pedro, ¿cómo es posible que siga muriendo gente, si la bruja ya está muerta? A lo que Pedro manifestó no saber que ocurría.
            Las clases terminaban y, como era costumbre,  Juan y Pedro acordaron tomar una vez más el sendero que habitualmente tomaban, llegaron al punto donde se encontraba la casa de señora, la curiosidad los hizo acercarse una vez más, miraron por la misma ventana sucia y solo vieron un plato sobre la mesa con restos de bivalvos, la cocina estaba apagada y no habían rastros de de vida, para los muchachos no existió duda alguna de que aquella señora, la que habían visto hace un día atrás cocinando mariscos, era la que descansaba dentro del primer ataúd que vieron pasar. Retornaron a sus casas,  llegaron contando el suceso que habían visto en la escuela.
            Los niños, no lograban dar con una explicación a las posteriores muertes que continuaron sacudiendo al poblado, hubo más personas que murieron por consumir mariscos, y otras por inmersión en las playas aledañas a la casa del bosque.
            Amanecía un soleado Miércoles, Juan y Pedro se saludaban, en su punto de encuentro matinal.
            Juan—hola Pedro, buenos días!
            Pedro—Hola Juan, buenos días, apurémonos que llegaremos tarde a la escuela.
            Tomaron paso raudo hacia la escuela, cuando llegaron a  su sala, la profesora estaba presentando a las dos personas que los visitaban, se trataba de las destacadas visitas que les había anunciado.
            Profesora—niños les presento a Luís y Arturo, ellos son de la Armada de Chile y vienen a entregarnos una valiosa información.
            Juan y Pedro se sentaron rápidamente en sus pupitres, impresionados por las gorras y los uniformes, escucharon con  mucha atención.
            Luís - venimos a contarles tres noticias, ¿alguien sabe que es la marea roja?, preguntó, al curso, nadie levantó la mano para responder. Entonces el marino comenzó a explicar - la marea roja es un fenómeno, producido por  algunas algas que se encuentran en el mar, que tiñen con toxinas de rojo el mar, contaminando a los bivalvos, que son todos los mariscos que poseen dos conchas. Por lo tanto, no se pueden consumir estos productos del mar, el efecto de esta contaminación causa la muerte de quien los consuma. Los niños se miraron asombrados. Continuó hablando el marino, otra de las noticias es que les comuniquen a sus padres, los que  sean pescadores,  que antes de salir de pesca pasen por la gobernación marítima  a conocer las condiciones para navegar, así evitaremos mas accidentes en la playa del bosque, y por último queríamos comunicarles que se pondrá un faro en la playa, para que las embarcaciones no varen en la orilla. ¿Les quedó todo claro niños? Al unísono contestaron que sí.
            Juan y Pedro llegaron comentando las noticias de los marinos a sus casas, finalmente se resolvía el misterio de las muertes por consumo de bivalvos, los naufragios, y las desapariciones en las aguas. Los muchachos finalmente concluyeron que la pobre señora del bosque era inocente, que jamás fue una bruja y que nada tenía que ver con los lamentables sucesos que habían ocurrido durante el frío invierno, y que ella también había sido una victima más de la ignorancia.

martes, 10 de mayo de 2011

La metamorfosis de mis animos.

Hay días en que se nubla el alma al igual que el cielo,
de vez en cuando sopla enérgico el amigo invisible para regalarle una sonrisa de oro a las tardes,
y pareciera que el mar recobrara sus colores, así también como las mejillas de mi amada,
que agradecidas por la tibieza recibida, saludan joviales a los botes que zarpan a buscar la sombra de las nubes ya lejanas, desde la ventana se les ve partir , se les ve volver surcando la superficie con evidente colorido, las chimeneas entibian el puñado de hogares en la comarca, mientras los perros miran al cielo sabiendo que las nubes esporádicas, están pronto a hacerse cómplices para una cotidiana rutina de la humedad al crepúsculo, gotas del universal contenedor nocturno nos embriaga las techumbres, ya podemos refugiarnos felices bajo un invierno irrespetuoso e imponente.

lunes, 23 de noviembre de 2009

La tetera roja

Un grupo de jóvenes salen un día con voluntad de divertirse, el guía un joven llamado diego había hecho contacto con algunos pobladores que tenían una aparente" relación directa" con el lugar donde habían de llegar, ubicado en el sector del Cajón del Maipo específicamente Vertientes, pero no todo resultaría como lo habían planeado.

El día estaba soleado y los muchachos comenzaban a recolectar los utensilios, alimentos y brebajes que fueran necesarios para la ocasión. Se hacia tarde y había que partir, la micro que pasaba por Av Vicuña Mackena pasaba solo hasta cierta hora.

partieron, pero no evitaron que se les oscureciera, a la llegada tenían que hablar con los conocidos del guía cuestión que seria bastante desagradable ya que aparentemente no le conocían, entonces ocurrió que entraron sin el consentimiento de algunas personas que habían manifestado su descontento, fue así como se subieron al lomo del cerro, el tiempo apremiaba ya que cada vez se hacia mas tarde y oscuro, la caravana era de aproximadamente ocho personas muchachos (as) no habían lámparas y de momento los celulares fueron de gran utilidad, tenían la sensación de estar dando vueltas en círculos, uno decía" oye ya pasamos por aquí" y eso confundía hasta el mismo guía, llego un momento en que los senderos se cerraban y las opciones eran muy pocas, estaba claro, el camino no había sido el correcto y al guía le costaba asumirlo, hasta que se dio con la ubicación de donde había que llegar que alegría dijeron varios , pero lamentablemente era en el cerro vecino, como no había camino para cruzar hasta el otro lado el guía Diego decidió introducirse en los árboles y matorrales que dejarían sus huellas en la piel de estos aventureros pero no fue fácil bajar , por lo tanto en una arrebatada idea comenzaron a dejar muchas cosas en el camino, solo la carpa y los sacos de dormir fueron prioridad, en ese momento se desprendió una tetera roja que colgaba de una de las mochilas, al bajar las ramas entregaban sus latigazos y las damas gritaban improperios al muchacho que se hizo acreedor de la expedición hasta llegar a un sendero el cual nos entregaba cierta tranquilidad ya que estaban seguros de que los llevaría a un lugar en donde poder establecerse, después de caminar cierto tiempo encontraron un lugar donde acampar, es aquí donde se ha creado uno de los mitos mas grandes de esta aventuras, según Lela y Diego después de hacer el fuego y beber alguna once que no tenia nada de sana vieron caer a su amigo Max, que por efectos de la oscuridad del lugar tropezó y cayo en retirada del fogón, el mito dice que el muchacho al caer habría rodado en contra de la ley de gravedad o sea cerro arriba, cuestión físicamente imposible en el estado de los cuerpos en ese momento.

El amanecer

Después de haber pasado cierta travesía nocturna y haberse acomodado tapándose con lo que fuera dentro de la carpa pasaron la noche estos muchachos, nada iba a presagiar lo que sucedería al otro día. Todos ya habían despertado y asentaban el campamento para poder ordenarse, estaban hambrientos y había necesidad de calentar agua para beber, fue en ese momento el cual se llevarían una gran sorpresa, la tetera roja , aquella que se traía, había sido extraviada en la noche, no se tenia idea donde estaría, entonces se comenzaron a preguntar entre todos , ¿y la tetera? fue un momento extraño, algo así como una experiencia paranormal, mientras cesaban de preguntar por la tetera se oyó un metálico sonido en la falda del cerro vecino,…………. si era ella , con toda su grandeza venia bajando hacia los aventureros , era la tetera que fue devuelta por la nobleza del bosque, todos se asombraron y buscaron si faltaba algún compañero que podría haber echo la broma, pero estaban todos ahí estupefactos.

Moraleja: id por el buen camino que por el otro hay caravana.

Creo que fuimos caravana.

Dedicado a todos mis amigos que fueron parte de esta travesía.